Quiero estar contigo el resto que te quedes aquí conmigo.
Intercambiamos números y
empezamos a hablar seguido, me encantaba la forma del cómo me hacía sentir
importante, me preguntaba como estaba, siempre quería escuchar cómo me había
ido en el día y eso me gustaba, con el tiempo deje de hablarme con mi novio y
terminamos dándonos al olvido, porque ni el me buscó y ni yo lo pensaba.
Era mayo 28 y era sábado por
la tarde decidimos encontrarnos en el parque para salir y conocernos más,
éramos 4 supuestamente, él, Melany, Sergio y yo pero al final nos cancelaron y
sólo fuimos él y yo.
Llegué al paradero de donde
saldríamos a pasear y el aún no venía, como no tenía saldo opté por llamarlo al
celular desde un teléfono público.
Llegó y nos fuimos a la laguna,
fue muy lindo hablar con él, al menos teníamos tema de conversación, era un
payasito a veces pero tenía respuesta para todo y eso me encantaba.
Al final de la tarde le
pregunté qué era lo que pensaba estudiar
saliendo del colegio y me dijo que deseaba terminar una carrera técnica, porque
no quería pasar mucho tiempo estudiando en una universidad. Me reí porque
empezaba a sonar pedante y eso era lo que yo quería escuchar, que no
pretendiera sonar inteligente o amable sino que sea el mismo con todo y sus
formas o al menos eso creí.
Llegamos a la laguna después
de caminar un montón y nos sentamos. Me preguntó sobre la propuesta que me dio
mi padrino de viajar a España a estudiar, le dije que no quería pero que no
tenía opción.
-¿Por qué no tienes opción,
no te pueden obligar a ir! ¿Tus papás lo permitirán?- dijo él
-Antony (respire)… Yo no
tengo papás – Dije yocon un nudo en la garganta.
El silencio se empezó a
sentir y el entendió que aunque yo no quería tenía que obedecer, le conté que
vivía con mi apoderado y que no tenía papás, supo mucho más de lo que pocas
personas conocen, aún lo sabe.
Terminé con un suspiro y él
pues entendió que la decisión de quedarme era algo que yo no lo controlaba, era
una oportunidad y definitivamente no la podía desaprovecharla.
Regresamos al paradero y el
solo me miraba como si fuera a devorarme con todo y zapatitos, siempre hacia
eso cuando me miraba, era muy extraño, en fin subimos al carro y yo espere que
me dijera para estar pero no lo dijo.
Mis ganas de querer estar con
el disminuyeron ya que al parecer él tampoco tenía la iniciativa de decirme
algo, nos sentamos y me tomó de la mano y diciendo:
-
Yo sé que te vas a ir a
España y tal vez sean pocos los días que te quedes conmigo pero quiero estar
contigo, si quiera estos días que aún te quedas aquí, por favor
¿Quieres ser mi enamorada?
Y de repente me da un beso,
uno que nunca sentí de la manera en la que vino, es decir si había tenido besos
en estos pocos años de colegio, pero él lo hacía diferente, lindo, especial,
único, aún lo hace.